Los cachorros de león son las últimas víctimas del postureo en redes. Así se está explotando a estos animales salvajes en Tailandia

Se han convertido en un símbolo de estatus y hasta se pueden alquilar para sesiones fotográficas y fiestas

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María Yuste

Editor Senior

Mientras que, en España, los animales exóticos más peligrosos que la gente suele tener en casa son reptiles, tarántulas y otros artrópodos, en Tailandia ya van por los grandes felinos. En nuestro país, la tenencia de leones está prohibida en entornos domésticos, pero en el país asiático no solo está permitida sino que se han convertido en un símbolo de estatus y hasta se pueden alquilar para sesiones fotográficas. Eso sí, la gente solo los quiere mientras son bebés.

Ni gatos ni cerdos vietnamitas... Que el ser humano es el animal más peligroso del planeta es algo que, de primeras, no parece guardar relación con lo monos y adorables que nos resultan los cachorros de león. Sin embargo, queda de manifiesto cuando desemboca en que se conviertan en un símbolo de estatus entre la élite adinerada, que los exhibe en fiestas y redes sociales como Instagram y TikTok. En Bangkok, se llevan a cabo celebraciones exclusivas en las que los asistentes se fotografían con cachorros de león como si fueran gatitos, ignorando los riesgos y las necesidades reales de lo que en realidad son animales salvajes.

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Granjas de leones gestionadas por amateurs. Esta tendencia ha contribuido a un auge en su cría en cautividad, con el número de leones en cautividad triplicándose desde 2018, según un informe conjunto de Wildlife Friends Foundation Thailand y la Universidad de Oxford. Para abastecer la demanda, han florecido granjas de leones gestionadas por personas sin experiencia en el cuidado de fauna salvaje que, en muchas ocasiones, resulta en la muerte de los cachorros que intenta criar. Los compradores son, en su mayoría, tailandeses adinerados y extranjeros, que suelen pedir cachorros muy jóvenes y están dispuestos a pagar hasta 15.000 dólares por un ejemplar. En muchos casos para explotarlos con su alquiler para eventos o para abrir un café con leones.

El principal problema llega cuando estos animales crecen. Muchos propietarios se ven incapaces de seguir cuidando de los leones y piden devolverlos, lo que a su vez ha generado un modelo de negocio basado en la recompra. Así, los criadores obtienen beneficios en cada etapa de vida del león: desde la venta inicial, pasando por el alquiler para eventos mientras son cachorros, hasta su uso para reproducción o su traslado zoológicos. Se estima que, actualmente, hay en Tailandia 444 leones en cautividad (en 2018 había solo 138), a los que habría que sumarle los 342 que hay registrados en el Departamento de Parques Nacionales, Vida Silvestre y Conservación de Plantas. No obstante, la cifra real se cree que es mucho mayor porque muchas actividades de cría y venta no se registran.

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La ley no ayuda. A pesar de que existe una ley para regular la posesión de especies no autóctonas como son los leones, tiene muchas lagunas. De este modo, para criar leones no se necesita licencia. Además, no se tienen que registrar los cachorros hasta los 60 días de vida. Esto, sumado a la falta de controles efectivos, ha hecho que la industria florezca. Según el informe, hay al menos 444 leones en cautividad en Tailandia, más de los que figuran en los registros oficiales. También se tiene constancia de casos en los que los leones son exportados ilegalmente, tanto vivos como muertos por sus partes del cuerpo.

De la Sabana a una vida miserable. Veterinarios, que han visto como aumentan las consultas para atender leones de particulares, también denuncian que el clima en Tailandia es muy húmedo para esta especie, provocándoles infecciones en la piel. Además, suelen estar malnutridos porque la gente los alimenta con pollo pero necesitan comer órganos como hígado e intestinos para sobrevivir. Por no hablar de que el espacio en el que suelen vivir no es el adecuado. Aunque la normativa exige a los propietarios construir un recinto con unas medidas mínimas de tres metros por tres metros, no es raro encontrarlos en espacios estrechos de hormigón y sin luz solar. Asimismo, los criadores suelen separar a los cachorros prematuramente para obligar a las madres a volver al celo y la endogamia es común.

Foto de portada | porsche_exotic_zoo

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