Era septiembre de 2022 y aunque 'No te preocupes querida' apenas llevaba una semana en la cartelera, el film se colaba en todas las conversaciones. Un cartel gigante empapelaba la fachada de los cines de enfrente de mi casa con el rostro de Harry Styles pegado al de Florence Pugh, agarrándose de la cara en un gesto revelador como queriendo decirlo todo, con la boca cerrada. Parecía una romcom de esas en las que sales de la sala del cine burbujeante, onírica incluso, pero no. Todo es una excusa para hablase sobre la asfixia del sueño americano y como éste puede volverse en tu contra y convertirse en tu peor pesadilla.
Alice y Jack son el matrimonio protagonista de la cinta creada por Olivia Wilde, una pareja recién extirpada de los años 50 que viven en un barrio residencial de la ciudad de Victory, donde los colores pastel empapelan desde el primer hasta el último chalet y las mujeres son amas de casa que se quedan preparando una cena desorbitadamente elaborada para recibir a sus maridos a la vuelta del trabajo, un proyecto a manos del Director General del lugar. Una vida utópica donde se brinda en las piscinas sin hablar de algo mínimamente relevante. Basta con rascar un poco en la fachada para desatar el terror que se expone tras ese impostado hedonismo.

Alice (Florence Pugh) es nuestra gran protagonista, quien baila al ritmo de 'Twears on my Pillow' de Little Anthony and the Imperials, con el delantal puesto, siempre impoluta ante la mirada de Jack (Harry Styles), su marido. Una especie de maniquí a medida de los deseos del otro encorsetada en un paraíso que empieza a descascarillarse. Y es que un día se levanta y su vida parece 'El show de Truman', y empiezan los malos sueños. ¿Quién es toda esa gente que forma parte de su vida? ¿Quién es verdaderamente el ser humano con el que comparte cama?

Es entonces cuando el terror se instala en el relato, y la vida de nuestra prota se torna un episodio de 'Black Mirror'. La ciencia ficción se mezcla con crítica social en un cóctel brillante, de esos que te deja una sensación de mareo e intranquilidad y que solo consiguen las buenas películas. Un film feminista que te da ganas de hablar largo y tendido tras salir del cine, o tras apagar Netflix, porque ahora está disponible en la plataforma. Una sátira brillante donde el idilio de la comunidad se torna en secta, en gregarismo y la revancha parece ser la única salida. Y es que nada es lo que parece, siempre hay un giro que consigue dejarte sin palabras. 'No te preocupes cariño', va precisamente de lo contrario, de no fallarle a tus instintos e inquietarte cuando se te encienden las alarmas del cuerpo.
Fotos | Netflix
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