Una adolescente y una señora de pelo canoso se cogen de las manos comoungidas delante de una tienda que ha tenido que colgar el cartel de "Liquidación por cierre". Es uno de esos anuncios pagados, con apariencia de publicación normal, que aparecen scrolleando en Instagram y que, normalmente, uno pasa sin prestar mucha atención cuando detecta el botón de "Comprar" en el pie de foto. Sin embargo, en esta ocasión, sigo leyendo: "Con lágrimas en los ojos, después de 34 años de pasión y dedicación a Lafigo Madrid, ha llegado el momento de decir adiós". Acompáñame en esta triste historia que no, no es la de un pequeño comercio de toda la vida devorado por las grandes multinacionales y el e-commerce.

No importa lo nativo digital que seas ni lo crónicamente online que estés, las estafas en el entorno digital se han vuelto tan sofisticadas que todos podemos acabar siendo víctimas de alguna. Sirva como ejemplo esta supuesta firma de ropa de Madrid, "profundamente comprometida con la sostenibilidad", cuya página web y redes sociales parecen auténticas a simple vista. Incluyendo fotos de su tienda en Madrid, de su fundadora Julia García y de toda su filosofía.
Si no fuera porque por ningún lado se indica la dirección en la que se ubica el local ni este aparece listado en Google Maps ni siquiera las fotos son reales... Es necesario fijarse en los detalles pero han sido generadas mediante inteligencia artificial. Incluso la propia Julia no es humana. Lafigo no puede estar de liquidación porque nunca ha existido.
No obstante, esto no quiere decir que si picas y haces un pedido no vayas a recibir nunca un paquete de su parte. Eso sí, no será lo que esperabas. En el portal Trustpilot, donde los clientes comparten sus experiencias comprando online a empresas, varias personas denuncian que se trata de una estafa en la que se vende como propia y de calidad ropa de Shein, Aliexpres y otras plataformas chinas. Lo peor es que no se trata de un caso aislado.

Qué es el dropshipping
Te presentamos uno de esos palabros que llegan para hacer de nuestras vidas algo peor. Se trata del dropshipping, un modelo de negocio que permite a un vendedor ofertar productos sin ni siquiera tener existencias, ya que es el proveedor quien prepara el paquete y se lo envía directamente al cliente final. De este modo, el vendedor actúa solo como un intermediario, sin tener control sobre las fechas de envío ni mucho margen de ofrecer garantías en caso de reclamación o devolución.
Esta forma de vender es legal en sí misma y, de hecho, está muy presente en plataformas como Amazon. Es un mercado mundial que se valoró en 351.810 millones de dólares en 2024, se prevé que alcance 2,57 billones de dólares para 2034 y crece a una tasa anual compuesta (CAGR) del 22%. El problema es que se usa frecuentemente con publicidad engañosa.
Evitar caer en la trampa cuando hablamos de dropshipping fraudulento puede ser muy difícil de conseguir. Sobre todo, si compramos sin haber hecho antes una investigación exhaustiva de una tienda desconocida. Consultar plataformas como Trustpilot suele ser un buen termómetro, pero es importante acudir directamente a la web oficial y no dar por auténticas las que un determinado comercio pueda tener integradas en su página. Por ejemplo, en el caso de Lafigo Madrid, fingen tener estupendas reseñas de sus clientes que no se corresponden con las reales.

También es importante buscar a la marca en redes y comprobar si sus canales están actualizados, cuándo postearon por última vez, su número de seguidores y de comentarios en las publicaciones, etc. En el caso de Lafigo, su última publicación en Instagram data de hace diez días en el momento de redacción de estas líneas. Además, tienen deshabilitados los comentarios... ¡Todo red flags!
No solo publicidad engañosa
Desde la OCU avisan de los riesgos que el dropshipping puede conllevar para el comprador, más allá de la publicidad engañosa. Para empezar, aunque el envío lo realice directamente el proveedor, la devolución y la garantía son responsabilidad del vendedor. No obstante, en las ocasiones en las que el comprador recibe un producto insatisfactorio, puede encontrarse con que el vendedor no afronte sus responsabilidades legales.
Además, los vendedores que usan dropshipping surgen y desaparecen rápidamente. Muchos lo prueban unos meses antes de desanimarse, con lo que el comprador puede quedar aún más expuesto. También, el precio de los artículos que venden suele ser más alto sin ofrecer ventajas que lo justifiquen. El problema es que, como señala la OCU, puede ser difícil distinguir si un vendedor usa este sistema o si se trata de un comercio online convencional.

Un estudio realizado por la escuela de negocios EAE ha calculado que las estafas online han experimentado un crecimiento exponencial del 509,1% desde 2016. Sin embargo, lo que más sorprende es que el grupo demográfico con mayor probabilidad de sufrir estafas, según el informe, no es el de los más mayores sino el de los millenials y generación Z. Algo que, por otro lado, se debe a que son los que están más expuestos por hacer un mayor uso de Internet.
Foto de portada | Lafigo Madrid
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