Una romcom con su tinte moderno, pero ambientada en el siglo XIX. Con tutús y bailes de salón, cancanes y corsés. Con los tonos pasteles campando a sus anchas por jardines de ensueño. Con historias de amor demasiado complejas para la época y una protagonista que, como si se tratase de la mismísima Phoebe Waller-Bridge en 'Fleabag', nos insta a escuchar hasta la idea más recóndita que se cruza por su cabeza.
Así es 'Manual para señoritas', la miniserie creada por Gema R. Neira y dirigida por Carlos Sedes y Carla Pinto que aterrizó hace un par de semanas en Netflix. Te dijimos que nos hablarías de otra cosa y claro, parece que fuimos bastante premonitorias. Ahora es uno de los claros éxitos a nivel internacional de la plataforma, porque está en el top mundial. Parece que estas divertidas historias de la nobleza ambientadas en el Madrid de Galdós han calado más allá de nuestras fronteras. Era de esperar, si algo se parece mínimamente al universo de ‘Los Bridgerton’, nos metemos de lleno.
Más de 66 países se han enganchado a la vida de Elena Vianda (Nadia de Santiago), la mejor carabina de Madrid en pleno siglo XIX. Esta vez un nuevo encargo se le complicará más de lo esperado porque encontrar pretendientes decentes para las jóvenes de la familia Mencía no será tan fácil como se piensa, no cuando se enamora de uno de los hombres que podría ser el futuro esposo de una de las hermanas para las que trabaja.

El hombre que nuestra protagonista no se saca de la cabeza es Santiago (Álvaro Mel) y ya desde el principio ese tira y afloja entre ambos funciona. El ingenio y el deseo no ejecutado se dan la mano para ofrecer un caldo de cultivo brillante de lo que será una relación compleja. Pero basta que te prohíban algo para que se te desaten las ganas. Claro que en Madrid del XIX no todo era tan sencillo, no para las mujeres.
También por eso el personaje de Nadia, porque con alguien tenía ella que hablar, por suerte fuimos nosotras, las espectadoras, las interlocutoras elegidas. En medio de ese encorsetamiento de opiniones disidentes, de emociones que rompiesen la norma o acciones que hiciesen temblar por poco que fuera el status quo, estábamos nosotras al otro lado de la pantalla, escuchando a la protagonista. Y eso tira más que unos vestidos pomposos y unos cuantos romances complicados. Al final, la serie llegó al podio mundial con un la protagonista de época, pero unas ideas muy actuales.
Yo engullí esta serie en escasos tres días, como lo hubiese hecho con cualquier temporada de ‘Los Bridgerton’. Me abandoné completamente a la ficción, de viaje a una época que tampoco dista en algunas cosas tanto de la que estamos viviendo. Los protagonistas están magníficos, cautivadores y burbujeantes, llevándonos hasta un final que desde luego te deja con ganas de más.
Fotos | Netflix
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