(No) Solo la comunidad te salvará. En el apagón ibérico o en medio de una pandemia

Pensar en la comunidad y trabajar los lazos con ella es un acto revolucionario, pero no es lo único que deberíamos esperar que pase

Comunidad
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
lady-fitness

Lady Fitness

Directora de Trendencias y Ecomm lifestyle
lady-fitness

Lady Fitness

Directora de Trendencias y Ecomm lifestyle

Después de comprobar con asombro que se había ido la luz, pero no se habían bajado los plomos en casa, lo primero que hemos hecho es sacar la cabeza por la ventana para preguntar a los vecinos si estaban en las mismas. Antes de mirar en internet si había habido algún problema, antes de llamar a algún amigo que vive por el barrio, hemos preguntado a los vecinos.

Un rato después, llamaba a mi puerta una vecina que no tenía llaves del portal y que, al no haber luz de ningún tipo, no podía salir de allí. Necesitaba abrir con llave la puerta del portal para poder salir, obviamente.

Ayer mismo, mi tío muy mayor (tiene 98 años) salió a la calle sin llaves por un despiste. Fue un vecino quien le vio, llamó a la policía y se quedó con él hasta que llegué y conseguimos abrir la puerta de casa.

El cambio que vino con la pandemia

comunidad

España (y el mundo), 2020. Me atrevería a decir que el momento clave en el que entendimos masivamente que “yo solo no puedo”, fue durante la pandemia cuando, efectivamente, tú solo no podías hacer nada y necesitabas siempre del apoyo de los demás. Sobre todo, de la comunidad que tenías más a mano: de tus vecinos, de tu barrio. Todos intentamos cuidar de los demás en ese momento.

Madrid, 2021. El año siguiente, el temporal Filomena llegó a Madrid, dejando un paisaje nevado que no habíamos visto antes en la capital. De nuevo, limpiamos calles, abrimos caminos en la nieve, subimos comida a las personas que no podían llegar hasta el supermercado o les ayudamos a llevar la compra a casa. Personas a las que quizás sólo conoces de vista, pero que desde ese momento pasan a formar parte de tu círculo.

Valencia, 2024. Una DANA arrasa con un buen número de pueblos cercanos a la capital. Más de doscientas dolorosísimas pérdidas personales. Pero, además, todo lo que queda detrás de la lluvia y el barro. La comunidad ya no eran solo los vecinos: el pueblo de Valencia respondió en aquellos primeros días de forma espectacular, organizando movilizaciones masivas para ayudar a limpiar y reconstruir. No solo para arrimar el hombro, también para tenerlo disponible para todos los que necesitaban llorar sobre él. Primero fue la comunidad de Valencia; después, España entera.

En la era del individualismo, la comunidad te salva

comunidad

Llevo mucho tiempo viviendo en mi casa, más de diez años, y conozco a mis vecinos. Con algunos me llevo más, incluso como para quedar a tomar unas cervezas alguna vez, con otros menos, solo un saludo por la escalera o si coincidimos en el portal, pero todos nos conocemos.

Pero siempre que ha ocurrido algo grave o fuera de lo normal, siempre han estado ahí. En la Filomena, en la pandemia, en el apagón ibérico. ¿Necesitas algo? ¿Tus niños están bien? ¿Te subimos algo a casa? En un momento de nuestra historia en el que el individualismo parece que es lo que reina en la sociedad, debemos darnos cuenta de que solos no podemos.

Vivimos en una sociedad individualista que te invita, cada vez más, a pensar en el yo: cuídate (tú), sé (tú) tu mejor versión, sube más seguidores (en tu perfil). Pensar en la comunidad y trabajar los lazos con ella es un acto revolucionario.

Confiar en el Estado, confiar en lo público

Si bien la comunidad es importante para tener un punto de apoyo sobre el que construir, la confianza en las instituciones y en la intervención del aparato del Estado es vital para que como país podamos salir de las situaciones más complicadas. Confiar en lo público y en su buen funcionamiento hace que como ciudadanos podamos estar tranquilos en casa (lo más tranquilos posible) y ayudando a nuestro alrededor mientras la situación se reconduce.

Lo vimos en la pandemia, cuando los hospitales trabajaban a destajo para salivar la  vida de miles de personas. Lo vimos durante la DANA, cuando el ejército participó en la búsqueda de personas y en la reconstrucción de infraestructuras. Lo vimos ayer durante el apagón cuando la UME rescató a las personas que habían quedado aisladas en los trenes que dejaron de funcionar, o cuando los bomberos acudieron a rescatar a las personas que quedaron atrapadas en ascensores. También cuando se dio orden de mantener abiertas las estaciones de tren para que los viajeros que no habían podido desplazarse pudieran pernoctar allí, o de que los colegios quedaran abiertos durante todo el tiempo necesario para que los padres pudieran ir a recoger a sus hijos.

La radio pública, Radio Nacional de España, continuó emitiendo durante todo el día en un informativo especial en el que solamente pararon durante ocho minutos y por una causa de fuerza mayor. Ayer, ante la ausencia de electricidad, la radio volvió a ser el medio de comunicación más importante, el único mediante el cual podíamos llegar a las fuentes de información oficiales, para millones de personas en el país.

Para que nosotros podamos ayudar en nuestro círculo es necesario que todo lo demás, lo que está fuera de nuestro alcance, funcione como un reloj. Y tanto ayer como en las pasadas ocasiones lo hizo.

Imagen | Foto de Leah Newhouse, Hasbi Saniskoro, cottonbro studio

En Trendencias | Si quieres ser realmente feliz y productiva la ciencia lo tiene claro: deja de decir que estás bien cuando no lo estás en absoluto

Inicio
OSZAR »