Pocas verduras son tan versátiles como el calabacín, que nos permite hasta usarlo en bizcochos. Además está buenísimo y es una de las verduras más económicas que encontramos en el mercado cuando está de temporada. Es ahí cuando cobra más sentido que nunca hacer grandes cantidades de recetas como el pisto, y guardarlas en el congelador o en botes de conserva.
Aunque a día de hoy podemos encontrar calabacines todo el año, los expertos explican que su mejor época de consumo y recolección es de noviembre a agosto. Estamos en pleno auge y hay que aprovecharlo. Para ello, lo mejor es conocer cómo conservar el calabacín en casa y que nos dure meses sin que pase por el congelador con un truco en el que quizá no habías pensado: encurtirlo.
A finales de 2018, las previsiones apuntaban a que los fermentados y encurtidos iban a marcar tendencia en la gastronomía. No era algo nuevo. Encurtir alimentos es una de las técnicas más antiguas de cocina que preparaban las abuelas de nuestra tierra y que cualquiera puede hacer en casa de una forma rápida y sencilla. Es una forma de conservación de alimentos en la que el producto se somete a una solución de vinagre y otros ingredientes.
“Es un proceso que alarga la conservación de la materia prima, modificando al mismo tiempo sus propiedades organolépticas, cambiando su textura y sus sabores, que se acentúan con el paso del tiempo”, nos explican desde Directo al Paladar, y añaden que “cualquier verdura, hortaliza, hongo o fruta es susceptible de someter a un proceso de encurtido”.
Cómo hacer calabacín encurtido
Para hacer calabacín encurtido necesitamos, para un kilo de calabacín, 80 gramos de azúcar, 500 ml de vinagre de vino blanco y 70 gramos de sal, además de las especias que más nos gusten, como pimienta en grano, semillas de mostaza, ajo machacado o chile en copos. Lo primero es preparar varios tarros de vidrio con tapas en buen estado y de cierre hermético. Es importante “lavar con jabón detergente y secar bien”, como nos explican desde DAP, y a ser posible, “esterilizarlos hirviéndolos en agua o usando el horno”.

Una vez listos, vamos con la receta. Comenzamos por lavar y secar bien la verdura. Quitamos el tallo y cortamos en cubos, bastones, rodajas no muy finas o como más nos guste. Llenamos los botes con las verduras con cuidado, dejando 1,5 cm de espacio vacío superior. Vamos a preparar el líquido de conservación mezclando en una olla amplia el vinagre con la sal, el azúcar, las especias y llevamos a ebullición hasta que el azúcar y la sal se disuelvan bien. Cuando lo estén, retiramos del fuego y echamos bastante hielo (al menos 600 gramos), mezclando hasta que se derrita por completo.
Ahora solo queda echar el líquido que ya no estará caliente sobre la verdura, y llenar los botes hasta arriba. Es importante que el líquido llegue a todos los rincones del bote y entre los vegetales para que estén cubiertos bien del encurtido. Cerramos y agitamos ligeramente para que se distribuya el líquido mejor. Ahora solo tenemos que guardar en la nevera, donde aguantará en frío hasta un mes.
Si queremos que dure aún más, aunque con una textura diferente, podemos cambiar ligeramente la receta y envasarlo en caliente. Solo tenemos que llevar a ebullición la mezcla de vinagre, sal, azúcar y especias y añadirle la misma cantidad de agua que de vinagre, calentando todo junto. Una vez caliente, echamos en los botes, cerramos y le damos la vuelta, para que se haga vacío y se conserven varios meses.
Tendrás una verdura lista para comer y perfecta para incorporar en ensaladas, tacos, sandwiches o para comer de aperitivo, porque están buenísimos.
Fotos | Herbert Goetsch en Unsplash, Quin Engle en Unsplash
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