Algo está pasando en los supermercados y en las fruterías del país. Y no es, precisamente, algo bueno porque el plátano de Canarias parece estar convirtiéndose en el nuevo aceite de oliva en lo que a precio desorbitado se refiere.
No es cosa tuya, el plátano está por las nubes. Los precios de esta fruta han subido de forma significativa en las últimas semanas, cuando se ha llegado hasta los cuatro euros por kilo en el supermercado y 1,5, en origen. Detrás, se esconde una combinación de dos factores principales y lo peor es que no tiene una solución rápida a la vista.
Menos plátanos y también menos bananas
Las cifras de las últimas estimaciones disponibles, que son de principios del mes de marzo, ponen de manifiesto que se ha reducido de forma notable el corte semanal de plátanos. Concretamente, está por debajo de los ocho millones a la semana e incluso de los siete. Esto significa mucha menos fruta embarcada" y, por pura le de oferta-demanda, los precios suben.
No obstante, no solo falta plátano de Canarias en las fruterías, su principal competidor en la España peninsular, la banana, también escasea. Esta coincidencia también contribuye a disminuir la oferta y aumentar la demanda, disparando los precios.
El problema va para largo
Como las malas noticias nunca vienen solas, no está previsto que los precios vayan a volver a la normalidad de un día para otro. En primero lugar porque sanear las cuentas de los productores requiere cierta estabilidad comercial. Sin embargo, el mercado es terriblemente volátil...
y todavía lo es más aún con el caos comercial de las últimas semanas a raíz de los aranceles de Trump, que hacen que nadie sepa realmente qué va a pasar con los flujos de productos en todo el mundo. Por ejemplo: ¿Quién puede asegurar que en cuestión de meses no va a llegar a Europa todo los plátanos que no se puedan vender en EEUU?
Foto de portada | Syed Hussaini
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